BONUS TRACK
EXTRA, Dublín, 18 de agosto 2007
Esta es una historia extraordinaria. Fuera de lo común, porque las buenas cosas en la vida suceden así, por sorpresa. Si la gente supiera lo que le viene encima, perdería la dicha que por sorpresa un día le llega. La verdad no se como explicarlo, le dicen suerte. Pero no es solamente suerte, porque las grandes cosas no pueden pasar solo por eso. La gente inventa que hay otra cosa, una invisible y más cercana a la divinidad que a la tierra, que maneja los destinos como se controla una marioneta. Yo, aún no estoy seguro, creo en la accidentalidad. Esta suposición que no deja de serlo, y que precisamente le agrega más encanto a las cosas, ya la he tenido con varias personas para concluir que como seres humanos solo vivimos de los momentos extraordinarios.
Geográficamente estoy en Dublín, Irlanda, pero como suele suceder, sigo en Bogotá, nunca me fui de esa ciudad y de la que creo que nunca podré escaparme, atrapado en esa mole de ladrillos en medio de la inmensidad de la sabana. Después de viajar millas, (si yo se, mejor kilómetros, aunque uno tampoco sabe cuanto es eso realmente) a lo largo de estos países celtas, anglosajones, también vikingos, romanos, bárbaros, pigmeos, etc etc etc, y hoy cosmopolitas, llegue a Dublín. Hasta el momento esta historia no tiene nada de extraordinario. En ingles hay una palabra que rápidamente ha recobrado un especial significado para mí. Esa palabra es SERENDIPITY: que más o menos es la capacidad de los hechos de ocurrir bajo una modalidad accidental y traer resultados afortunados. Es azar, pero azar viene siendo luck o chance. Así que el castellano necesitaría varias páginas para explicar este fenómeno que para el inglés, idioma practico y pragmático como toda la cultura que le obedece, no se va con líos y se inventa una palabra. Y de ahí en adelante, cuando uno esta obedeciendo sin saberlo a los destinos y variables aritméticas del universo, donde se alinean los planetas en favor de un individuo sin este saberlo, es ahí donde todo empieza a ponerse mejor.
Estaba yo caminando por la calles nubladas de Dublín, taking my blooms day, obedeciendo al viejo Joyce a conciencia, un flaco desgarbado de lentes con traje y bastón y que sin mayor despliegue esta inmortalizado en una estatua de bronce sobre el cruce de O’Connor Street y Earl Street North sobre un costado, mudo para las fotos. En ese momento para recorrer la ciudad como individuo atendería a la metodología del blooming (hanging on), que sale más interesante y barato. Esto solo consiste en andar a pie sin ruta trazada, caminando a la deriva, desolado pero con la sensación de estar tan lejos, siendo un desconocido que juega al dublinés, al Ulises moderno. Es de notar que esta ciudad es como las buenas ciudades, para perderse, para dejarse a la accidentalidad, al azar, al juego de dados que un chistoso tiene mas arriba y lo controla todo. Ese tipo, que también puede ser una tipa, me la supo hacer. O simplemente era mi día, un 18, lucky number.
Advertí una montonera de gente después de atravesar el Río Liffey y estar tranquilamente perdido en el distrito norte, la no tan prospera área comparada con el distrito sur donde están las tiendas de marca que invadieron la ciudad medieval. Se trataba de una aglomeración de personas ansiosas mientras yo meditaba si debía retirarme al mugriento hospedaje a dormir un poco y continuar mas tarde, buscando la luz de las 8 o 9 del verano para tomar buenas fotos y seguir errando, sin rumbo. No pude resistirme, y ver tanta gente ya de por si era demasiado sospechoso, al menos para no asomarme. Para rematar, el día anterior me había comprado una chaqueta negra de cuero, era mi trofeo irlandés, era mi dublinesa muy elegante, y era conmigo parte del juego de sentirme dublinés sabiendo que de todas formas en cada momento me estaba yendo de todas partes.
Para este momento mi curiosidad y la oportunidad de descubrir un episodio inusual no se resistieron y me acerqué. Dudé a quien preguntar por lo que estaba sucediendo en medio de tanta gente. Era mucha gente, la suficiente para cubrir dos calles y darle dos vueltas, y parecía no acabarse. Intuición, ahí vale la intuición y las ganas de arrojarse a la suerte, lanzar lo dados. Vi un tipo digamos que normal, promedio, dublinés en todo el sentido, de esos perfectos para una caricatura o una postal costumbrista, era pelirrojo, pecoso, flaco, with a long coat. Todo esto seguía siendo la oportunidad perfecta para seguir practicando ingles como segunda lengua de una manera casual con los nativos. Más o menos la conversación fue así.
Hoaxer Dubliner (means me, the colombian) -Excuse me Sir, what is the reason for this overcrowded queue?
Realm Dubliner (means him, the authentic one) – Oh Sir (laughing) do you really want to know?
HD – Of corse Sir, It is unusual.
RD – I have to notice, that you are the only one that really don’t know.
HD – I am afraid yes (En ese momento me estaba sintiendo atrapado en una burla típicamente Irish, que se caracteriza por conversaciones constantemente cargadas de humor negro, mas bien retinto)
RH – Well Sir, I have to tell you that this is the queue for the concert of the Rolling Stones…
(No puedo decir lo que paso en ese momento. Me derrumbé, lo supe todo: Joyce, los planetas, el chistoso de los dados de arriba, la suerte, Mrs. Serendipity, Bachué, Bochica, Buda, el azar, el fucking destiny, lo bonito de la vida, la sorpresa poética, mas de 10 años de espera, los dioses del norte, Mr Vonnegut, los abuelos a los que les gusta ese folclor de tiple colombiano, Odin, Nessie, yo que se, los Highlands de Escocia, mi casualidad manifiesta.)
Mierda si, esto no es tan fácil de escribir, y si lo intento no hago nada más que maltratar lo que sentí en detrimento de mi propia dicha. Y pues claro, volver a preguntar, tratando de conservar el control del cuerpo, la mente, y no entrar en un episodio patético de histeria, salir corriendo como una loca y botarme por el puente sobre el río que había cruzado algunos minutos antes.
HD – What!!!!!!!!!!!!!!!! Rolling Stones!!!!!!!!! Now!!!!!!!!!!!!!!
RD – Mmmmmm, I think yes (laughing again and may be thinking about my pathetic condition but he continued) But this is only the queue for the bus, because de concert is in a castle 20 miles far away from here, in the country side…)
HD – fuck!!!!!!!!! And it is possible to get tickets????
RD- I have one, if you want, my friend didn’t want to come.
Estaba escrito, alguien ya lo tenía preparado y yo soy solo era una pobre marioneta. Tenia todo, mi cámara, una manzana, agua, poncho por si llovía, mi biblia en este viaje Timequake de Kurt Vonnegut, mi dublinesa (entiéndase mi amiga de cuero negro). No había almorzado lo suficiente y tenia que viajar 1 hora hasta un Castillo medieval en la verde campiña irlandesa pero no importaba, al menos en ese momento. Quería una cerveza, otra Guinnes espesa y tibia (porque acá no se bebe eso frió) para entender todo lo que me estaba pasando.
Pero claro, tenía que lidiar con lo operativo. Tenía que decidir con rapidez y sin meditar, y como era de esperar no tenía plata suficiente. Tenia pounds, pero eso por estos lados de discordia histórica no lo aceptan “It Is british stuff, not Irish”, y el patriotismo puede ganarle al diablo dinero. Corrí como una loca sin botarme del puente, sobrepasé la multitud, busqué un cajero automático porque a las 5 de la tarde nadie cambiaría dólares americanos porque todos los ciudadanos están en el pub de cualquier esquina o se dirigen al concierto. Tenía mi tarjeta débito (y no me lo van a creer, pero hasta los cajeros automáticos funcionaron), y tenía mi pasaporte por si me aplastaban y necesitaban reconocerme.
La transacción funcionó, definitivamente todo estaba de mi lado y nadie impediría nada porque estaba escrito, estaba dictado, este seria mi punto mas álgido en todo mi viaje. Compre revendida la boleta, y además a un precio razonable. 20 EUROS, algo así como 70 mil pesos colombianos aunque estaba seguro que no iba a estar nada cerca de escenario, que toda esa gente que llenaba los buses se interpondría entre los dinosaurios y un insecto asaltado por la suerte. Otros 20 EUROS, y un doubledeck me llevaría a la leyenda viva del rock y a la leyenda muerta del Castillo Slane. Eran 140 mil pesos y me muero de la felicidad, 140 mil pesos y me río del mundo. Un precio que creo la mayoría de Uds. en mis circunstancias no dudarían en pagar, a excepción de aquellos que ni les viene ni va. Pero bueno, mi amigo dublinés, el de verdad, no el que llevaba yo pretendiendo usar como mascara, supo darme la razón. Sin dificultad después de una entupida pregunta que hice tratando de entender lo que estaba pasando, acertó a decir.
HD – Are they only going to play today?
RD – I guess that they can die tomorrow….
No necesitaba saber nada más. Era obvio, yo era un imbécil todavía incrédulo de mi situación, que idiota era yo, solo tenia que regalarme a lo que he querido llamar casualidad manifiesta, por mas que sea una contradicción lingüística. Dublineses simplemente dublineses, humor negro, retinto. Morirán de pronto en la primera canción pero lo podré ver si llega a pasar. Estaba listo, compre todo y me subí a uno de los numerosos doubledecks para viajar 20 millas con una sonrisa indescifrable.
Nadie podía estar disfrutando mas este momento que yo. Pensé en varios amigos con los que hemos oído esas canciones, hemos torpemente interpretado o bailado, porque el que intente bailar esas canciones esta lejos de bailar como Mick Jagger. Es algo indescriptible ver ese sujeto moverse sobre el escenario, un clown como yo en las circunstancias que me trajeron a el. Keith Richards incansable con los dedos renegados a quedarse quietos, porque él esta ya del otro lado de la artritis por una inmunidad que le dio la vida. Charlie Watts, un baterista de jazz fiel a él mismo desde el primer disco, tal vez siempre igual de viejo. Ron Wood eminente, y sabe todo acerca de ser un Rolling Stone. Brian Jones detrás de todo, porque quiero creer que fue él quien lanzo los dados por mi esta vez, él es el chistoso que uso mis zapatos y se puso mi dublinesa para sacar infinitos dobles seises, un tumbling dices para tener un poker indestructible, él es el joker.
El resto de la banda es puro relleno, porque han sido unos como han sido otros, y se ocultan en la sombra. Unas morenas poderosas para los background vocals. Las luces, los juegos pirotécnicos, el escenario, todo es una parafernalia. Cabe decir que no llovió pero había suficiente lodo para tratarse de una experiencia ecoturística en la selva. Nada pasa por casualidad, o todo pasa por ella. Da la misma, no lo sabemos. Acá estoy de vuelta, ya vi lo que quería ver, y los que no han visto a los Rolling Stones apresúrense. Esto es de verdad, It is only rockNroll but I like it.